Dedicado a mis vecinos, que me han despertado del letargo invierno y me han puesto las pilas para volver a escribir en mi blog.
En España popularmente se dice que “la primavera la sangre
altera”.
La ira es una energía o emoción que puede destruir en un
segundo siglos de construcción, como una tormenta que desborda ríos y arrasa
pueblos y valles… Pero también pude ser muy positiva si se canaliza bien, como
la energía eléctrica que se genera en una presa que contiene el potencial
destructivo del agua y lo canaliza para aprovechar esa fuerza.
Desde luego, antes de que los humanos hayamos aprendido a
canalizar esa energía con presas, placas solares y otros inventos, han pasado
miles de generaciones buscando y desarrollando formas de solucionar problemas
que amenazan la vida humana. Nadie desea sufrir ni morir.
Otros inventos milenarios para canalizar la energía de la
naturaleza, en este caso nuestra naturaleza humana, ha sido las filosofías,
religiones, leyes, artes y otros descubrimientos e inventos que canalizan
nuestra mente y emociones. Si se aprenden y se usan son lo mejor, pero si se
utilizan mal pueden ser lo peor o más destructivo.
La macrobiótica es una escuela o filosofía moderna que
intenta integrar y utilizar bien las energías naturales, sean interiores
nuestras o sean de la naturaleza de fuera de nuestro cuerpo, que a fin de
cuentas es el mismo aire, agua, tierra y cielo en el que existimos. Para lo
mismo se han inventado las filosofías y religiones tradicionales, pero se han
usado mal por olvidar o no comprender la intención del fundador de cada
filosofía o religión y cuando se usa mal hay guerras inacabables, como vemos en
varios conflictos sangrientos que nos parece mentira que existan hoy día, con
el mundo tan moderno y avanzado que tenemos. Ni hablar de la amenaza por
explotar la naturaleza de un modo ignorante e irrespetuoso con consecuencias
globales desastrosas que sufrirán nuestros hijos.
Podría extenderme sin limite en prolegómenos antes de ir al
grano que indica el titulo de este artículo, pero iré directo pues me esperan
otros muchos asuntos, como a todos vosotros en la acelerada vida moderna.
Según la medicina oriental, la ira es un problema de hígado.
Sus síntomas: náuseas, inapetencia, gritos, nerviosismo… En la Teoría de los 5
Elementos corresponde al elemento “árbol o madera” y a la primavera. Es una
poderosa energía ascendente que hace crecer lo sembrado (semillas o causas)
como la hierba, flores y hojas en primavera. También garrapatas y otros bichos.
Asciende todo, nos parezca bueno o malo o indiferente de las causas o semillas
positivas o destructivas o neutras que han estado durmientes en el elemento
agua que corresponde al invierno.
Lo de positivo o negativo o indiferente de los fenómenos
depende de la opinión de cada cual, opinión que a su vez se ha formado de
experiencias anteriores o plantas anteriores que murieron, pero dejaron sus
semillas. Somos el resultado de causas y condiciones anteriores que no hemos
sabido o podido cambiar o controlar por nuestra ignorancia.
Para acabar con la ira, primero hay que desear acabar con
ella como si fuera lo más importante del mundo en ese momento. Acabar con algo
es un deseo de huida. Mucho mejor desear canalizar esa fuerte energía para
aprender, evolucionar personalmente y solucionar problemas y sufrimientos que
no sabemos ni podemos solucionar. La humanidad ha evolucionado así, alguien en
cualquier momento de la historia, se ha parado a observar lo que estaba pasando
o le estaba pasando que no sabía ni podía controlar y que se repetía una y otra
vez como una maldición, según la versión ignorante. De pronto observa que, en
el caso de la ira, hay o aparecen esos síntomas de inapetencia, nauseas… Se fía
de lo que le pide su naturaleza, su cuerpo, y no come, vomita y lo que el
cuerpo pida y observa la tormenta mental y emocional que se experimenta con la
ira. Al cabo de un tiempo todo se va vaciando, calmando y organizándose por si
solo.
La ira no la hemos inventado ahora, estaba antes de las
religiones, psicologías, uso de drogas, medicinas, etc. Gracias a la poderosa
energía de la ira se han ido descubriendo y desarrollando métodos y formas de
canalización. Nunca podremos acabar con la ira, que es algo de la naturaleza,
como las tormentas, pero podemos aprender a canalizarla como han hecho muchos
otros durante siglos de generaciones humanas. La ira nos lleva, de forma
natural, a desear acabar con nuestra ignorancia y evolucionar, a dejar todo lo
demás a lo que damos una importancia que no tiene para disfrutar de aprender y
desarrollar nuestro potencial humano… Desde luego, el camino de acabar con la
ignorancia no es fácil ni rápido y se paga con sangre, pero es el único que
vale la pena. Los budistas le llaman iluminación, los cristianos salvación… da
igual los nombres y formas que haya inventado cada tradición, el caso es que es
una experiencia de liberación como cuando te sacan una flecha del ojo.
No es que tengamos que estar agradecidos a la ira, que es
algo gratis que nadie nos ha regalado, pero si la canalizamos bien puede ser
nuestro mayor aliado para solucionar los problemas y amenazas de nuestro tiempo
en este planeta.
Les deseo un buen crecimiento y evolución a todos para vivir
muchos años y morir con la sensación de que se sigue en un viaje infinito en el
universo. Como dice el mantra budista del corazón OM GATE GATE PARAGATE
PARASAMGATE BODHI SOHA. Que quiere decir “ Mas, allá, más allá, más allá del
más allá, ¡Qué satisfacción!.
Lo dicho en el título. Si nuestra motivación o negocio es
evolucionar hasta la iluminación, el paraíso en la tierra y esos mitos positivos,
encontramos en la ira un chollo que nos librará del apego a todo lo
supuestamente importante y nos ayudará en el largo y difícil camino de esta
vida. En vez de rechazar algo como una basura más, lo reciclamos. Hay mucha ira
y otras aflicciones a reciclar, así como su parte material…Contaminación, etc.
Hasta otros amigos.
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