domingo, 8 de agosto de 2021

INSTINTO DE VIVIR-INSTINTO DE MORIR

 En el anterior artículo planteaba la pregunta de por qué se suicidan cada vez más jóvenes y la creciente tendencia existencialista de esta sociedad ante una falta de perspectiva de futuros viables e interesantes. Satisfacer los deseos inmediatos, librarse de las amenazas cercanas y poco más. Si no es posible satisfacer esos deseos ni librarse de amenazas, la vida se ve como algo amenazante de lo que librarse y el suicidio es la opción más radical y definitiva.


Si vamos más allá de la percepción individual de la vida y observamos al sujeto en vez de los objetos que desea conseguir o de los que desea librarse… El sujeto es el YO, el que siente el deseo, encontraremos lo que podemos controlar y cambiar. Esto es, cambiar la subjetividad o modo de ver la vida. ¿Para qué? Para que el deseo o deseos de ese YO no nos lleve al suicidio, por ejemplo.

El YO es algo dependiente de factores y condiciones, no existe sin un cuerpo, sensaciones, opiniones, creencias, idioma, comida y bebida, los otros, lo otro… no hay Yo sin tu, ellos, ello... sin padres, vecinos, amigos… El YO es algo totalmente dependiente de lo demás que no es Yo. Modificando los factores se va modificando el YO. Modificando las compañías, lo que se come y bebe, lo que se ve y escucha, etc. se modifican los deseos de ese YO suicida. Lo llevamos haciendo desde que nacemos, sin ningún esfuerzo voluntario. Ocurre de forma natural como el constante cambio natural de las circunstancias de la vida. Otro asunto es “¿Cómo modificar ese YO de modo que me haga desear vivir una larga e interesante vida?”. Primero hay que desearlo y para desearlo hace falta la noticia o publicidad de que eso existe y es deseable. Este artículo intenta ser propaganda para generar el deseo de cambiar el YO que nos crea sufrimiento por otro que nos cree paz y satisfacción. ¡A ver si sirve de algo!

Algo de historia de la evolución social en la que se forma el YO de ahora

El psicoanálisis froidiano de finales del s. XIX e inicios del s.XX atribuía a instintos inconscientes e incontrolables sexuales el impulso de vivir o morir, de hacer o refrenar una acción impulsada por un deseo. No explica las causas de esos impulsos inconscientes e incontrolables, los viscerales, como una posesión de un ente externo al Yo que se apodera de un individuo. Hoy día le ponen unas etiquetas (bipolaridad, esquizofrenia, paranoia, psicosis…) y los médicos contienen, más o menos, esos fenómenos mentales o espirituales con drogas, pero sin resolverlos en su raíz que no llegan a comprender.

Después de Freud, Nietche y esa generación que se carga en la cultura europea lo considerado hasta entonces sagrado (Dios, patria, familia…) y da forma existencialista a la sociedad de los alegres años 20 y las guerras mundiales (Extrema juerga y extremo dolor) (Hago notar que esa generación tiene fama de ir a tope de drogas duras, así como los nazis de las SS y todos los más crueles y destructivos individuos de esa época) …  Después surgieron otras perspectivas o escuelas de psicología más humanistas, como la Psicología Transpersonal de Jung, La Gestalt, la Conductista y otras. Y otras perspectivas más sutiles, como la Teoría de la Relatividad de Einstein, la Teoría de la Física Cuántica y otras perspectivas más cercanas a las místicas tradicionales. (Doy estas referencias para que el lector poco erudito pueda buscar e indagar en Wikipedia, si no entiende a qué me refiero, pues no puedo detallar más en un artículo para que no se convierta en un libro) 

Las antiguas tradiciones (Budismo, Cristianismo, Hinduismo, Yogas, Taoísmo, Judaísmo, Islamismo...) sabían desde hace siglos que el YO depende de las compañías, lo que se escucha, se come, se bebe, etc. Todas tienen sus “reglas” y rituales en cuanto a controlar esos factores. Además, tomaron del chamanismo anterior algunos rituales místicos que incluían música, danza, oraciones e invocaciones, aislamientos, etc., para ir más allá del conocimiento racional de cada época. La distancia del YO corriente (mística) que ahora se consigue con drogas, las tradiciones lo hacían y siguen haciendo con los “Trances” o “beatitud” a base de practicar con intensidad durante un tiempo determinado oraciones, bailes, recitaciones, respiraciones de modos especiales, imaginaciones concentradas, ayunos, etc., una gran variedad de técnicas y métodos transmitidos de maestros a discípulos durante siglos.

Volviendo al título

Estaba en eso del instinto o impulso visceral “incontrolable” de vivir o morir.

Una de las leyes universales es que “ todo existe en función de causas y condiciones, nada existe por si mismo, independiente de causas” y por lo tanto, los impulsos instintivos incontrolables aparecen debido a causas y condiciones. Conociendo las causas y dejándolas, desaparece el efecto, desaparece el impulso incontrolable.

No es nada fácil evitar las causas de los impulsos al YO en esta sociedad masificada, super comunicada y acelerada en vendernos unos a otras imágenes de placer, belleza, libertad y otras sensaciones temporales y cambiantes. El “postureo”, que llaman los jóvenes existenciales modernos.

Alternativas

Alejarse temporalmente de la sociedad y nuestro entorno. Retirarse y acercarse a la naturaleza, adonde hay más silencio y tranquilidad, ha sido y sigue siendo un método útil antes de morir en la selva social. El problema es que nos llevamos con el YO sus hábitos, su cuerpo, opiniones, gustos, deseos…Y en poco tiempo se desea lo que nos gusta y crea apego o adicción de la sociedad (fama, placeres sensoriales, charlatanería…). Es un primer paso, pero no suficiente. Ya lo hacen los domingueros saliendo masivamente de las ciudades, para volver a lo mismo.

Cambiar de compañías temporalmente. El “postureo” obliga a parecer siempre feliz, alegre, simpático, saludable… y en su extremo se convierte en ansiedad, angustia, dolor, etc. ya que la vida no es ni puede ser eso todo el tiempo, solo algún rato de vez en cuando. El apego o adicción a esa pseudo felicidad o pseudo placer ayuda al suicidio en cuanto no se cumple y toca esforzarse en algo que no da placer sensorial. Las compañías de juerga hacen o contribuyen a un YO cómodo, torpe y estúpido. Cuando hay una dificultad ¿Quién ayuda a resolver los problemas? Experimentar unas semanas o meses con otras compañías sin juergas, drogas, alcohol… hay una gran oferta de diversas escuelas modernas y tradicionales en las ciudades y fuera de ellas.

Cambiar de dieta empieza por evitar o minimizar el uso de drogas, alcohol, comida rápida industrial, azúcar y carne. Comer de modo más tradicional y casero. Comer poco, justo lo necesario. La comida y bebida forma la sangre, hormonas y resto del cuerpo. Es un factor fundamental del YO. Comiendo caóticamente y con drogas, el yo se vuele caótico. Comiendo con orden y calidad el YO se vuelve o tiende a ser más ordenado y controlado. Además de la comida sólida y líquida está la comida mental: lo que escuchamos, vemos, leemos… Si estás leyendo esto en vez de “postureando” o viendo vídeos de evasión, ya es algo a favor de alejarte del suicidio.

Desear ayudar a este mundo. El que experimenta angustia existencial se puede dar cuenta de que no es el único que experimenta eso, muchísima gente sufre mucho más, como podemos ver en las noticias de guerras y desastres naturales o más cerca, alrededor nuestro, a poco que nos fijemos. Para poder ayudar hace falta aprender y desarrollar habilidad para resolver problemas en vez de ser un YO torpe, ignorante y creador de problemas. Los problemas no se resuelven con evasión, alcohol, drogas, chocolate, dulces… Todo lo contrario. Hace falta habilidad que se desarrolla con estudio, entrenamiento, disciplina, etc., concentración, a fin de cuentas, no dispersión. Mientras no se sabe o se está aprendiendo, ayudar a los que más saben y se esfuerzan en ayudar a este mundo. El deseo de ayudar es fundamental y empieza por uno mismo, por ayudar a cambiar el YO torpe por un YO cada vez más sabio y habilidoso. Un YO altruista no se aburre nunca ni desea suicidarse, desea vivir muchos años para aprender y llegar a ser un YO capaz de ayudar cada vez más. Un YO egoísta e ignorante tiende al suicidio por atascarse y no querer evolucionar en esta vida de humano.

El PROA ha sido pensado para ayudar a esta sociedad y acercarla a vivir en paz con el medio ambiente. Para ello venimos, aprendemos, nos entrenamos construyendo, etc. Al venir aquí nos alejamos temporalmente y encontramos tranquilidad. Para permanecer a largo plazo hace falta abandonar o cambiar hábitos de vida a otros más saludables que mantengan la mente despierta y deseosa de aprender cada día a resolver problemas de todo tipo. Los problemas son nuestros maestros.

Hasta otro día.

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