Como esto no funciona para todos igual, los practicantes macro estudian y desarrollan otros muchos métodos, tanto tradicionales como modernos, con lo cual podremos encontrar diversas formas de practicar la macrobiótica, según las circunstancias de cada uno.
El común denominador de todos los que llamamos “practicantes” de macrobiótica, es el conocimiento profundo del poder de la alimentación diaria, y no sólo a nivel de curar algunas enfermedades, sino a nivel de transformar totalmente nuestra personalidad y el estilo de vida terrestre. Estos “practicantes” tienen la gran ventaja de saber utilizar cualquier cosa cotidiana, vulgar, barata, simple…, como un objeto medicinal o generador de satisfacción. Un ser sin este conocimiento, utiliza lo mismo pero en vez de satisfacción y salud, lo que suele crear es todo lo contrario.
Consideramos que las técnicas, medicinas o filosofías con una solera de siglos, no tienen por que ser mejor ni peor que lo nuevo; en todo caso han demostrado su validez. Lo nuevo tiene su origen en lo viejo, y muchas veces es una degeneración en vez de una evolución.
En la macro insistimos en lo fundamental de la alimentación para realizar nuestros deseos. Deseamos que los demás deseen practicar un modo de vida macro, que consideramos mejor que el modelo imperante.
Desde luego, para cambiar los hábitos degenerativos por los macrobióticos, hace falta empezar por leer y escuchar enseñanzas, lo cual es una actividad conceptual, o lo que es lo mismo, alimentación no– física.
Esta “comida” irá cambiando nuestros deseos, y al cambiar nuestros deseos cambian nuestras emociones.
En el proceso pueden manifestarse resistencias al cambio, y esas resistencias son los problemas, dolores y ansiedades, que se manifiestan a nivel físico, a nivel emocional- mental o en ambos niveles simultáneamente o por turnos.
En otros artículos vamos aproximándonos al control de estos síntomas que se manifiestan en nuestra vida, con ayuda del control de la dieta.
En éste exponemos un método de control de nuestros conceptos, pensamientos, ideas, visiones de la vida, etc.
Nuestras emociones no son sólo las escenas estilo culebrón televisivo. Todo lo que entre en contacto con nuestra mente, sean imágenes, sonidos, pensamientos y recuerdos, etc. producirá una sensación. La respuesta a esa sensación es la emoción, que puede ser más o menos intensa. Esta respuesta es “la resistencia”, la forma. más o menos solidificada y acartonada de nuestro “ego”, mente, conciencia, opiniones, etc.
En este mundo manda el deseo. El deseo es lo mismo que la emoción. Cuando se entra en contacto con algo, aparece una sensación de atracción, de repulsión o de indiferencia, la cual da paso al deseo de que permanezca ese objeto, de que desaparezca, o de indiferencia, ante él. No es necesario hacer nada. Ocurre así antes de pensar en ello.
El que algunos objetos nos resulten agradables, desagradables o indiferentes, depende de nuestra condición relativa, del tipo de “resistencia”, que a su vez depende de factores externos, como el clima, la cultura que se ha desarrollado dependiendo de ese clima, etc. .
Si observamos el mundo vegetal, veremos que es diferente en distintos lugares con climas variables. Cuanto más diferente es el clima, más diferente es la vegetación.
Los árboles son igualmente árboles en un clima o en otro y los humanos son igualmente humanos, pero tendrán diferentes deseos y diferentes formas de satisfacer su desarrollo, en dependencia del medio natural en el que se vive.
Si trasplantamos un árbol de un clima a otro muy diferente morirá enseguida, a menos que le creemos un microclima artificial con aire acondicionado.
Con los humanos pasa algo similar, con la diferencia de que los árboles no se transplantan solos y nosotros nos hemos ido desarraigando de la Tierra y todavía no encontramos cómo ni dónde arraigarnos de nuevo, lo cual da el resultado de cientos de millones de personas , marginadas, refugiadas, esclavizadas, perdidas, agobiadas, despistadas, etc.
¿Dónde está la dificultad? ¿Dónde o en qué arraigarnos cuando las circunstancias nos agobian?
Veamos algunas ofertas del supermercado actual.
EL PROGRESO MATERIAL, ECONÓMICO Y TECNOLÓGICO.
¿Qué pasa cuando podemos, con solo apretar un botón, satisfacer nuestros deseos?
O nos inventamos más deseos para seguir entretenidos apretando botones y teclas o dejamos de existir, pues en este mundo se existe en el espejismo de los deseos y las emociones.
Nos gusta ser los que apretamos las teclas de la vida, los que mandan.
Detrás del mito teclista hay una emoción de búsqueda de poder, de desear y no poder.
Quizá unos pocos lleguen a obtener mucho dinero y otras recompensas transitorias, pero seguirán con la misma emoción de querer y no poder, pues el deseo cada vez se va convirtiendo más en ambición, va en aumento junto con el poder, con lo cual nunca se puede saciar.
Ya tenemos servido un sentido de la sociedad de consumo, de las modas y del supermercado ideológico, político, sentimental, sensorial, económico, etc. – EXISTIR– Desear para existir.
No paramos de crear deseos y objetos de esos deseos y la mayoría de ellos no tienen ninguna utilidad vital o tienen una utilidad destructiva, desengañarnos de los deseos por los que tanto nos esforzamos.
Parece que el sentido de la vida, del YO, se pone en el HACER. Soy lo que hago…. Médico, vagabundo, víctima, abogado, ama de casa, estudiante, abuela sacrificada, etc.
Según el mito moderno del progreso, cada vez se necesita HACER MAS, lo cual producirá TENER MÁS, y esto a su vez producirá una sensación de CONCRECIÓN, de REALIDAD, de EXISTIR MAS, de SER MAS …Aspirando a una plenitud que nunca llega... Hasta que a veces se nos funden los plomos y de golpe pasamos a SER NADA.
SER NADA no gusta y da miedo, a no ser que se le encuentre sentido a ese SER NADA. Es bien simple. Cuando por fin se consigue llegar a SER NADA, podemos empezar a ser nuevos, con nuestro potencial creativo humano... SOMOS LIBRES. Ser nada es la plenitud.
Si no reconocemos y utilizamos este potencial, es muy probable que nos quedemos “ZOMBIS”, bajo los efectos de todo tipo de atrofiantes inventados por la modernidad para atacar el miedo a no ser.
Todos tenemos una identidad, un yo, que no es más que un deseo de existir, de SER….útil.
El enfermo le es útil al médico, el marginado a las monjitas caritativas o los asistentes sociales, el ladrón al policía, etc.
Unos a otros nos damos una existencia etiquetada y ordenada según categorías y relaciones. Esto da en principio una sensación de orden y seguridad, pero a la que se altera un poco ese orden rutinario aparece el miedo. El miedo a dejar de hacer y con ello dejar de ser. -¿Si dejo de hacer de desgraciado, qué voy a ser? ¿Me muero?.
Nos parece que librarnos de la etiqueta, es la muerte y nos resistimos con todas nuestras fuerzas, a no ser que tengamos preparada una etiqueta mejor que nos de una perspectiva de renacer en un vida mejor, con lo cual no habrá mucho problema en librarse de la etiqueta vieja.
Una vez decidida la nueva etiqueta con la que identificarnos, a lo cual llamamos" Nuevo Mito", determinaremos qué emociones vamos a controlar para dar forma a ese nuevo mito que hemos decidido usar.
Determinar qué queremos “ser“, generará qué “hacer” y qué “tener”. Y hacer balance de qué “tenemos ya” para empezar a “hacer” lo que queremos “ser“. hay una parte de reciclado y otra de carencias y excesos identificados. Regresa la sensación de orden y control.
¿En que consiste el control espontáneo que sugerimos?
¿Es algo así como un control sin necesidad de un “yo” que controle?
Aquí sugiero que como seres humanos, tenemos una capacidad natural de control y equilibrio más allá de las etiquetas; una capacidad natural de sanarnos de cualquier enfermedad o intoxicación física o mental; una capacidad de intuir el peligro y la seguridad, tal como tienen las ratas que abandonan el barco antes de que haga su último viaje fatal. Un control en la esfera de la intuición, que es la misma esfera de la telepatía, clarividencia y otras facultades que todos tenemos, pero que están oscurecidas o distorsionadas por varias capas de pringue conceptual, emocional, físico y espiritual.
Este control espontáneo se basa en dejar de añadir más capas y limpiar las que ya tenemos.
Una vez hecha una limpieza tal, lo de ponernos y quitarnos etiquetas deja de ser algo traumático y llega a resultar divertido o al menos emocionante. Los buenos artistas lo hacen.
Ser rico o pobre, estimado o criticado, etc., deja de existir en nuestra esfera subconsciente, de nuestro deseo o rechazo; así deja de molestar y se percibe como nuevas aventuras existenciales, en las que participa la totalidad de seres y el medio ambiente natural. Se vive con un YO interdependiente del TU y del ELLO, en vez del YO independiente o que no tiene nada que ver con lo demás
El yo independiente es un deseo inconsciente de autoafirmación que tienen las personas con un estado personal muy disperso -MUY YIN– para compensar la carencia de concreción.
La carencia de concreción es debida, entre otros factores, a unos valores negativos adquiridos y cultivados ignorantemente en el pasado– Baja autoestima u opinión negativa de uno mismo o exagerada autoestima con resultado de desengaño, conflicto y frustración continua por no adaptarse la vida a nuestra opinión– .
La sabiduría de la vida hace que las personas programadas en negativo tengan una baja concentración o que la debiliten con drogas, alcohol, medicamentos, pasteles, T.V., azúcar, trabajar mecánicamente, café y una larga lista de la oferta dispersante moderna y de siempre.
Teniendo una fuerte concentración, cuando estamos bajo el efecto de programas emocionales negativos, esos deseos se realizan rápidamente, con lo cual es correcto colocarse antes que hacer algo irremediable.
¿Qué hacer para vivir con un equilibrio emocional cada vez más estable?
1.- Dejar “lo que se recomienda en macrobiótica abandonar.”
- A toda la comida caótica, química, refinada, industrializada, enriquecida… Le decimos: ¡ Gracias por haberme servido para ser lo que soy. Ya no me sirves para lo que quiero ser, adiós!
- A la creencia en un “yo” que no puede, que no sabe, que no merece, que no tiene, que no esto o no lo otro….¡ Adiós “yo”!, gracias por el viaje hasta aquí pero ya no seguimos juntos, me voy de vuelta por donde he venido pues este camino por el que me llevas no va adonde quería ir.
- A un yo que puede.. Si los demás me apoyan. Que sabe... más que los demás,…que merece... más que otros, que tiene... más responsabilidad, que hace… más que los demás ……. ¡Adiós! Ya no me vales, pues cuanto más me haces creer que trabajo mucho, menos veo que los demás trabajan y desarrollan su propio potencial a su manera, la cual es distinta y complementaria con la mía. Si me dedico a ser médico, otros se dedican a ser enfermos. Tendría que pagarles, yo siendo médico, pues sin enfermos no existiría. Cuanto más médico quiero ser más enfermedades necesito que existan, tal como los defensores de la paz que están bien equipados de bombas atómicas y otras herramientas contra cualquier alteración de su concepto de paz.
3.– Concentrarnos en los textos macrobióticos, como un manual de instrucciones.
4.- Apoyarnos en un practicante macro para que nos ayude a poner en práctica las instrucciones y nos conecte a la corriente, familia, linaje o como lo queramos llamar, de los que han puesto en práctica esas instrucciones, y las han ido puliendo y actualizando para todos, con una satisfactoria entrega total.
5.– Poner en práctica las instrucciones.
6.– Supervisarnos al menos una vez al año por el practicante más experto al que tengamos acceso, a ser posible, junto a los practicantes que nos acompañan cotidianamente.
7.– Si en pocos días o semanas, no notamos una evidente mejoría física, mental y emocional, cambiamos de guías.
8.– Aparte de la práctica macrobiótica, acercarnos y escuchar otras enseñanzas y prácticas orientales y occidentales, tradicionales y modernas, para tener una amplia oferta de materiales para fabricarnos un nuevo “yo” único en el mundo y en todos los tiempos, y del que somos el protagonista, el director y el productor, dejando de una vez por todas el viejo yo consumidor-paciente-espectador.
Ya no será necesario vivir del subsidio, ni esperar que nos den trabajo, ni que nos curen, ni que nos diviertan.
La labor de ir edificando un nuevo YO, necesita y fomenta una larga vida, pues es una visión a largo plazo.
Mejor elegir lo difícil que lo fácil, pues lo fácil se puede alcanzar y nos tenemos que inventar otro deseo. Eligiendo un yo mejor de lo que nos podamos llegar a imaginar, de paso, se van obteniendo todas las demás cualidades y experiencias.
FRASES
-Al cambiar nuestros deseos cambiamos nuestras emociones.
-Nos parece que librarnos de la etiqueta, es la muerte, a no ser que tengamos preparada una etiqueta mejor que nos de una perspectiva de renacer en un vida mejor,
-Somos lo que deseamos ser. Hacemos lo que el deseo de ser manda.
-Tenemos lo necesario para hacer lo que somos.
-Si no nos gusta lo que somos, o se ha gastado la ilusión de lo que queríamos ser, buscamos ser otra cosa y mientras tanto hay una fase de no-ser, de reconversión y cuelgue, en la cual solo nos podemos apoyar en la fe, en el instinto de vivir.
-Este instinto se recupera y se refuerza comiendo granos integrales y más minerales, (la sal de la tierra).
-Parece complicado, pero con la práctica se entiende
-Cuando conseguimos llegar a “ser nada”, tenemos la gran oportunidad de elegir ser alguien mejor. Un mejor y más satisfecho humano.
-Podemos cultivar esa nueva elección hasta que madure o podemos seguir ignorando nuestro potencial, atiborrándonos de atrofiantes y llegar a ser unos “ZOMBIS”.
-El yo o SER depende del TU y del Ello, nosotros, etc., como el artista depende de la fama de su imagen. Para cambiar la programación del YO hace falta cambiar de compañías, de libros, de dieta, etc. pero sobre todo hace falta un maestro espiritual que nos garantice que el nuevo YO no va a crear más problemas que el anterior sino por el contrario, va a transformar cualquier dificultad en satisfacción para uno mismo, los demás y el medio ambiente natural.
-¿Qué hacer? Confiarnos a un practicante macro. Cuanto más confiemos y mejor tratemos al que nos tiene que ayudar a cambiar, más y mejor recibiremos.
-El practicante macro a quien confiarnos ya ha encontrado el método definitivo de cambiar a ser lo mejor que un humano puede llegar a ser. Él mismo está por la tarea, está en el “hacer”. Solo hace falta apuntarse, como quien se apunta a la “Peña Taurina de Lepe”.
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