domingo, 5 de septiembre de 2010

DESARROLLO SOSTENIBLE y MACROBIOTICA

  • El crecimiento no es lo mismo que el desarrollo y el desarrollo no precisa necesariamente de crecimiento.
  • En la naturaleza, todo sistema vivo crece hasta un cierto punto en el que detiene su crecimiento, pero no detiene su desarrollo. El desarrollo puede seguir infinito, pero el crecimiento no.
  • Da la impresión de que quienes diseñaron el indicador no sabían que hay cuatro operaciones aritméticas, porque en el PIB todo se suma.
  • En toda sociedad parece haber un periodo en el cual el crecimiento económico, convencionalmente entendido, genera un mejoramiento de la calidad de vida. Ello sólo hasta un punto umbral, cruzado el cual el crecimiento económico genera un deterioro en la calidad de vida.
Manfred Max-Neef

Hace Poco escuché el esclarecedor video de Manfred Max-Neef (http://www.blip.tv/file/2951120), que expone desde una perspectiva sociológica el tipo de “desarrollo” en el que estamos todos participando mecánicamente. Traducido a una jerga corporalista, se podría decir que participamos en una metástasis de cáncer del cuerpo social humano. Parte de los humanos somos células cancerosas y el dinero es la sangre por la que se expande la metástasis del cáncer a todo el cuerpo.

Como en este blog usamos mayormente una jerga macrobiótica, usaré las dos primeras frases famosas de Manfred para hacer una analogía con nuestro desarrollo humano.
El cuerpo “crece” hasta cierto punto y luego nos seguimos desarrollando sin “crecer” más físicamente. Desarrollamos nuestro juicio, responsabilidad, creatividad y otros aspectos. El problemas es cuando este desarrollo del juicio no se produce y se sigue deseando “crecer” con el engañoso mito del “más” MAS... Conocimiento, dinero, amigos, hacer, tener...

La escuela macrobiótica y otras varias, enseñan a desarrollar el propio juicio y creatividad. No enseña “crecer mas”, en el sentido del conocimiento, dinero, fama, amigos y otras varias cosas que persigue todo el mundo. El que persigue estas cosas como fin de su vida no ha de conocer la macrobiótica para nada pues la contaminará o lo rebajará, usando el concepto de un modo erróneo o limitado.
Si busca la Salud.... individual, familiar, social, medioambiental.. La Justicia, el Amor, El Paraíso, la Libertad... O cualquier simbolismo que signifique desarrollarse como humano en armonía con todo, entonces resulta muy útil la macrobiótica y otras escuelas de desarrollo humano.
Primero hay que cambiar el “mito” a uno saludable, lo demás... la forma, el logos...se va adaptando y tomado gradualmente hacia otra forma.
Cambiar de mito nos cambiará lo que hacemos y el modo de hacerlo... Ir de compras, cocinar, comer, vestir, hablar, pensar, movernos, estarnos quietos, relacionarnos... Hacemos lo mismo, pero no para nutrir, sin enterarnos, el cáncer social, económico y medioambiental, si no para ayudar a sanarlo.

Se empieza por no-hacer, por dejar de hacer infinidad de cosas que se hacen mecánicamente y sin pensar, a la velocidad acelerada y ruidosa que impide parar y observar.
Hace falta pararse, escuchar y reflexionar para comprender porqué es más sano el arroz integral ecológico que el refinado masivo, tanto a escala individual, como familiar, social y medioambiental.
El mito cambia la actitud. No es lo mismo comer arroz integral para el estreñimiento que para salvar la salud del planeta o para desarrollar nuestro juicio y salud para ayudar a nuestra familia y amigos. En el primer caso nos lo comeremos como una especie de castigo o medicamento y en los otros con una actitud de agradecimiento por estar participando con otros muchos, en algo positivo para todos. Igualmente pasa con cualquier otra actividad o método de desarrollo humano, yoga, meditación, artes, deportes, ciencia, profesiones... La motivación, el tipo de mito o deseo último, es lo que hace que estas actividades sean cancerosas o sanadoras. Hasta tomar drogas, emborracharse, fumar o dormir mucho y no trabajar, puede ser sanador, si se hace con la motivación genuina.

Salvo para algunos clarividentes excepcionales, es muy difícil saber la motivación profunda de los demás y no los podemos juzgar meramente por sus actos ocasionales. Hay mucha gente que actúa para quedar bien pero quizá su motivación no sea ayudar, si no tener buena fama o evitar castigos. Otros pueden parecer estar haciendo cosas poco correctas, como el Sr. Schinlder haciendo negocios con los nazis (ver la película “La Lista de Schinlder”), pero su motivación era correcta y los resultados positivos.

Buscar mitos negativos o neutros.. Comodidad, bienestar, satisfacción sensorial... Crea el logos.. El hacer.. Esclavizantes y creadores de sufrimiento. No se trata de rechazar esas cosas, objetos o sensaciones. Vienen por si solas con mitos superiores, como salud, paz, y otros ya señalados antes.

El Desarrollo Sostenible precisa temporalmente de un mito superior, que NO ES ser antisistema, protestando y quejándonos.
La Macrobiótica suele usar una variedad de mitos, según las necesidades y características de cada cual. Los mismos que el Budismo, Cristianismo, Taoísmo y cualquier otra cultura (Comed los frutos locales y del tiempo principalmente), pero es espíritu ha de ir más allá, a la acción, AL GRANO. Comer grano integral, sobre todo arroz, masticando y ensalivando bien, marca la diferencia entre creer y actuar dogmáticamente y comprender la intención de quien invento cualquier creación humana.. Religiones, ciencias, artes, comercio, sexo, drogas y rock and roll... Comprendiendo la intención se puede actualizar, corregir, hacer crecer o disminuir, etc. Sin comprender la intención no se sale de la dualidad de estar a favor o en contra... o indiferente.. y las correspondientes reacciones de rechazo, apego o ignorancia. ¿Cuál puede ser el mito del desarrollo sostenible? Erewon? Paraíso? Shambala? ... No sé.. Según lo que le vaya mejor a cada cual, siempre que su logos sea de ayuda a los demás y la diversidad ecológica y cultural del planeta. El macrobiótico se debe adaptar en la forma a los demás y no esperar que los demás se adapten a los gustos de uno, pero no debe dejar de tener presente su propio mito, una vez que lo ha experimentado.

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