sábado, 11 de junio de 2011

EL FENOMENO DE LA FE, FE BIOLOGICA Y FE SOCIAL



Una tarde de cuando mi hijo Jordi tenía unos 5-6 años, llegué a casa y me lo encontré en un estado de súper-felicidad.
¡¡Papá, papá.. Ya sé multiplicar!! ¡pregúntame cualquier multiplicación! ...
... Risas, euforia, ojos brillantes.
No le habían regalado una bicicleta ni ninguna otra cosas. Simplemente tomó conciencia de haber estrenado una nueva habilidad que no tenía y ese darse cuenta  fue como una mini-experiencia mística gozosa para un niño de 5-6 años.

Discurso sentencioso: Superar cualquier ignorancia o desarrollar una nueva habilidad da satisfacción. Por otro lado, es efecto del buen apetito de vivir y aprender, de una buena salud. A su vez, ese buen apetito instintivo, esa buena salud, es causa de confianza instintiva en uno mismo, de una fe biológica no machacada por el entorno familiar o social...

...Sigo con narración y ya irán saliendo nuevas sentencias

El pequeño niño Jordi, hacía reír y sentirse felices a muchos vecinos del pueblo y se hizo muy popular con sus ocurrencias graciosas. Para los padres, yo y su madre, era una fuente de satisfacción, pero también de preocupación, al ver que muchos vecinos le regalaban helados y chuches a cambio de payasadas. En fin.. Que la satisfacción va de la mano de la insatisfacción, por miedo a perder ese estado gozoso... El apego a la salud. Eso suponía un agotador esfuerzo de control  para paliar “la contaminación” social de mis niños... Las 4 niñas hermanas de Jordi también tenían una salud excelente, pero no eran tan payasas ni sociables.

Lo primero que tuve que superar conscientemente en mis primeros 2 años de macrobiótica, con 22-24 años, fue la intoxicación familiar y social de engaños, hábitos tóxicos tenidos por buenos, miedos inconscientes heredados de los traumas no resueltos por mis padres, especialmente de mi madre... Y siguiendo relacionando, mis abuelos, la sociedad de la posguerra franquista, los médicos alópatas.
Para superar eso no necesité la ayuda de ningún psicólogo, ni psiquiatra, ni médico, ni cura... Sólo utilicé 4 cosas fundamentales, a saber:
1. Un maestro de macrobiótica y otros maestros de filosofía oriental y meditación.
2. Enseñanzas de cocina, filosofía macrobiótica y meditación.
3. Amigos estudiantes, tanto los más avanzados como los más novatos.
4. Practicar intensivamente una alimentación macrobiótica y técnicas de concentración (meditación)

La alimentación macrobiótica y la actividad física fueron limpiando mi cuerpo, fortaleciéndolo y haciéndolo más flexible, alerta y tranquilo. El fenómeno hizo aparecer en mi una nueva fe en la vida, una fe instintiva sin necesidad de creer en nada, más bien lo contrario, una necesidad visceral de no creerme nada hasta analizarlo y comprobarlo concienzudamente con mi experiencia hasta no quedar sombra de duda.
La meditación y el estudio de la filosofía macrobiótica y oriental me fueron limpiando de engaños, patrañas y miedos subconscientes e inconscientes. El fenómeno me dio la satisfacción de encontrar una nueva fe social, en nuevos amigos y personas por todo el mundo, de todas las culturas, razas, sexo, edad, escuelas filosóficas, nivel social, etc., ... Personas con la misma motivación de cortar con la transmisión de engaños, patrañas, miedos y sufrimiento a sus inocentes hijos pequeños. Eso suponía un enorme esfuerzo para compensar la toxicidad conceptual y nutricional del entorno social. A medida que se fue desarrollando mi habilidad disminuyó el esfuerzo necesario. El problema social era el mismo o peor cada vez, pero una vez tomado el nivel mínimo necesario se hace llevadero y con los años llega a ser muy placentero y hasta se agradecen los problemas heredados y los creados por uno mismo con nuestra ignorancia.

Es un resumen de los dos tipos de fe a los que me refiero.
Una fe visceral, consecuencia de comer cada día arroz integral y comida macrobiótica.
Otra fe consciente, consecuencia de observar, analizar, estudiar lo que dicen los maestros de distintas escuelas filosóficas, debatir con otros estudiantes, etc.
Sin la primera no funciona la segunda. La segunda ha de llevar a la primera o no sirve de nada y crea más confusión que soluciones, más y más teorías y conceptos que acaban agotando al más fuerte del mundo.

Lo que buscan los maestros y profesores macrobióticos al recomendar a los nuevos estudiantes que dejen o minimicen el consumo de azúcar y comida refinada moderna y coman más grano, raíces, miso.. La Dieta Standard , o la nº 7, 6, 5... Lo que se busca no es tener un “fiel” más a la “religión macrobiótica”, lo que se busca es que el estudiante recupere su instinto y confianza natural que a su vez impulsa a aprender y desarrollar cualquier habilidad positiva que ayude a este mundo en vez de ser un personaje más de transmisión tóxica, biológica, medioambiental y conceptual.
Una vez mis niños pequeños se han hecho adultos y responsables de su vida, los padres somos responsables de esforzarnos en recuperar y transmitir conceptos y hábitos libres de miedo y engaños, para que nuestros hijos y nietos tengan un hogar limpio y seguro en este planeta, sea donde sea que vayan. Esto supone una practica física y nutricional y otra práctica filosófica.

El Proyecto Aguinaliu – PROA– va de esto.
Primero ayudar a recuperar la fe visceral, fortaleza, ganas de vivir, buena salud física, etc. a base de comer bien y hacer actividad física no competitiva (*)
A medida que se va recuperando la tranquilidad y claridad física, se va desarrollando la habilidad mental y creativa en una gran diversidad de actividades necesarias para hacer un pueblo sin las absurdas prisas modernas y minimizando el uso del consumo y el dinero. A menos necesidad de usar el dinero, más libertad y placer en cada pequeña actividad vulgar y corriente cotidiana disfrutada con buena salud.

(*) Actividad física no competitiva significa reorganizar creativamente las aparentes ruinas y cosas antiguas de Aguinaliu. Cambiar el polvo de sitio, las piedras, las maderas... Con la perspectiva de un resultado o efecto futuro (Por ejemplo, una casa, un huerto, un jardín , leña para el invierno...) No uso mucho el concepto de limpiar pues presupone que hay algo sucio y desagradable... La caca, hierbas, ceniza, etc., hacen compost para el huerto o jardín.

Añado todavía otro comentario posterior, señalando la fe en negativo, la del miedo y ver enemigos en todo, la de luchar continuamente, hasta el absurdo de "luchar por la paz". Esta subjetividad tiene su raíz en un mensaje "vinagre" visceral, un mensaje ácido, de mala salud, de comer mal y acidificante. 
Por supuesto que lo de comer así tiene su correspondiente parte mental aprendida de un entorno familiar y social ácido y tóxico, que vive todavía en el ego del "antiguo testamento", el de subyugar la naturaleza a los deseos del hombre y el hombre a los deseos del mismo ego, pero muy grande y fuerte, dios, el dinero, el poder social... Las invenciones conceptuales humanas que se hacen imprescindibles cuando se olvida o pierde el instinto de salud que los orientales situan en el "hara", el centro energético (chackra) del vientre, relacionado con la asimilación nutricional y sexualidad, la creación y asimilación de vida, la calidad de la sangre, etc.

jueves, 9 de junio de 2011

Aguinaliu. Vida macro desde antes de nacer hasta después de morir.

Hace muchos años que empecé a usar la frase “desde antes de nacer hasta después de morir”, para abarcar el ámbito del “hacer” del Proyecto Aguinaliu.
De hecho,  es lo que se ha hecho en ese pueblito desde antes de tener noticias históricas, allá por el S.XII. En aquel tiempo ya existía la llamada Casa Hospital, habitada hoy por un holandés de unos 2 mt de alto. Por lo visto había una ruta desde Francia, pasando por Benàs y el GR que pasa por Aguinaliu hacia Monzón ya que por Navarra hacían pagar más para ir a Santiago de Compostela... Bueno, vale, que si me enrollo con la historia me olvido del tema.

La super-especialización moderna es muy eficaz y poderosa para unas cosas, pero tiene una contrapartida negativa que nos convierte en deformes profesionales, piezas de una máquina, mercancía en manos de los bancos, votos para los políticos, pacientes pasivos para los médicos, devotos para los curas, etc. Lo que sale fastidiado de todo esto es nuestra naturaleza (nuestro cuerpo) y nuestro medio ambiente.
El caso es que vivimos la mayoría de nuestra vida de 2ª mano, obedeciendo normas prestadas  o molestos y cansados de ocuparnos en discernir y debatir si esa norma o aquella es justa o no, equilibrada o no.

La vida del ego no para de cambiar a cada instante en este mundo aéreo. Venimos de un mundo acuático, en el vientre materno, pasamos por el mundo aéreo terráqueo y cuando morimos... Cuando morimos qué?
El asunto de este texto sobre el proyecto Aguinaliu incide sobre este asunto. Es de suponer que en un Eco-pueblo, pueblo Macrobiótico, de Desarrollo Sostenible, o como lo queramos llamar, se ha de poder nacer y la gente morirá en algún momento, como todos los demás.
Más o menos, ya se controla o hay conciencia de controlar macrobióticamente la concepción, el embarazo, el parto natural y la crianza. Que luego hay quien controle más o menos ya es otro asunto. Desde luego, es un asunto importante para un proyecto como el de Aguinaliu.
El otro asunto es el control de la muerte y después.
A la hora de la muerte no hay muchos sacerdotes, chamanes, lamas, etc., macrobióticos o entrenados para una espiritualidad global. Aunque la macrobiótica se nutra originalmente o filosóficamente  del budismo y el taoísmo, a la hora de la muerte, muchos macrobióticos tiran de la tradición de familia.
No hay chamanes o sacerdotes ni forma macrobiótica de funerales. El proyecto Aguinaliu tiene vocación de vivir de primera mano todo. La muerte también. La autosuficiencia local con conciencia global, creando soluciones para el mundo desde un pequeño lugar, ha de integrar también la inevitable muerte.
Lo recuerdo porque los que se interesan en una ecoaldea, vivir de otro modo, etc., han de pensar en que es un proyecto de vivir de otro modo...
Y morir de otro modo.
¿Cómo?
Eso es algo privado para los que vivan el Proyecto Aguinaliu hasta la muerte y más allá de la muerte. Para vivirlo más allá de simpatizar.