jueves, 27 de octubre de 2011

IR AL MEDICO Y CONSECUENCIAS.

He venido esta mañana temprano a que me saquen sangre para la analitica que quería mi nuevo médico oficial de Aguinaliu. 
Como no estoy nunca enfermo, mi relación con la medicina oficial es más testimonial que como usuario. 
Apenas tengo historial médico pues no quieren incluir que hago macrobiótica... Solo incluyen lo que consideran negativo... que fumo tabaco y.. nada más.
Viendo tanta gente enferma en el centro sanitario me da por pensar en la compasión, en que nos hacemos mayores y necesitamos vivir con más cuidado y cariño.. esas cosas. Por otro lado, no los he visto hoy, pero se que cada vez hay más niños y jóvenes con efectos enfermizos, tanto físicos como mentales, cada vez más degenerados y complicados de manejar.
A veces digo del PROA, que es un proyecto desde antes de nacer hasta después de morir. No se puede evitar morir una vez se ha nacido, pero si que se puede evitar el sufrimiento, el dolor y las desgracias que creamos nosotros mismos con el descontrol de nuestra mierda espiritual, energética, emocional, o como la queramos llamar.
La mierda no es nada bueno ni malo en si misma, depende del sitio, de la utilidad que se le da y otras variables.. pero sobre todo, la utilidad que se le da.
En Aguinaliu es muy fácil ir encontrando el sitio y la utilidad de todo. Ir reciclando  con orden y paciencia, en vez de agobiarse por la urgencia de librarse de la suciedad.
En las ciudades actuales es mucho más complicado pues no paran de crear más y más basura aceleradamente y no da tiempo a ver e imaginar lo que hacer y reciclar... Se vive en estado de emergencia por librase de todo tipo de mierdas y basuras... físicas, mentales, familiares, sociales... y como no se puede conseguir por estar en contra del Orden del Universo, se acumulan y se pudren o arden, dando origen a los efectos que llamamos enfermedades, criminalidad, guerras, competencias y peleas, etc. 
Si nos acercamos a la naturaleza y sus tiempos, velocidades y aceleraciones suaves, vamos recuperando el juicio, orden y control. Dejamos de producir más mierda que la cómodamente reciclable. Nos recuperamos más rapida y fácilmente de los efectos que podemos englobar en el concepto global de "sufrimiento". Necesitamos cada vez menos para encontrar la satisfacción que se busca torcidamente y forzadamente en la vida consumista... En lucha continua.
Retornar o acercarnos a la naturaleza empieza para mucha gente en el simple hecho de comer más natural, comer cuando se tiene hambre, beber cuando hay sed, dormir cuando se tiene sueño... Empezar a vivir más en armonía con nuestro cuerpo, que también es naturaleza, que también es Yo.
Desde luego, cada cual es plenamente libre desde el nacimiento de lo que hace con su vida, incluido cooperar a crear y repartir sufrimiento en su vida y en el mundo.
La prensa del sistema dice que ya somos 7.000 millones de humanos en la Tierra y profetizan que dentro de unas décadas viviremos en grandes ciudades el 70-80%... Lo dudo, tal como va. Si ocurre, no estaré yo para verlo, pero tampoco tengo intención de cooperar a que eso ocurra. 
Con este discurso, deduzco que le he encontrado una utilidad positiva.. que he reciclado en agradable.. la experiencia desagradable de ir a que me pinchen y saquen sangre y ver el centro médico lleno de gente enferma.
Me voy con mi tranquilidad a seguir reordenando y reciclando las piezas de Aguinaliu, aspirando a que esa actividad me recupere pronto de los ultimos 10 años de oficina y empresa y poder ser de más utilidad y beneficio al mundo tranquilo y placentero que me gusta.

martes, 25 de octubre de 2011

EL VALOR DE UN SITIO MACROBIOTICO DE RETIROS Y CONVIVENCIA

PROYECTO AGUINALIU-PROA
Ayer visitaron el PROA  unos amigos de la familia macrobiótica, Dani y Joana, de la escuela Esmaca. 
Del feliz encuentro de macrobióticos y la proyección de próximas actividades, sale el impulso del discurso de hoy. 
A ver si es de utilidad.

 
Para la salud y libertad personal, además de comer bien, son incluso más importantes y poderosas las compañías, el entorno social inmediato.
En la sociedad moderna, se delega la salud a los médicos, hospitales y farmacias y la libertad al hecho de poder consumir una cosa u otra. Consumir, a fin de cuentas, sean objetos físicos o mentales.
En la sociedad dominante, lo de ayudar a los demás o hacer un mundo mejor, pasa por ser obediente al poder económico, a los mercados; a través de todos sus instrumentos… política, religión, sistema educativo y propagandístico, sistema sanitario, ejército y policía, sistema judicial… Prácticamente, todo el sistema es un mercado y está montado para “subyugar la naturaleza”, siendo obediente a unas escrituras que se han llegado a hacer “dogma de fe”, a base de siglos de sangre y fuego.
Las culturas orientales y la macrobiótica no tratan de subyugar nada, en todo caso, al odio, la ignorancia y la imagen miserable y negativa que gran parte de la población tiene de si misma y de la vida. Imagen negativa, como si ser un humano fuera un error de la naturaleza. Como si los humanos fueran intrínsecamente destructivos. Muy al contrario de la visión oriental o cristiana (no judeo-cristiana), que considera a un humano como un ser de luz.
Lo “malo” o lo destructivo, son los engaños, el odio, el apego y visiones negativas de la existencia. Como unas películas que pasan por delante de la luz y proyectan una realidad o subjetividad ilusoria y cambiante, ya sea una realidad subjetiva agradable o sea terrorífica. La programación del ego, a fin de cuentas.

La libertad de la que hablo no es la de poder comprar o consumir un objeto u otro, creerse unas cosas u otras, opinar una cosa u otra, votar a un partido u otro. Esa es una libertad condicionada por nuestra programación.
Es evidente que no han parado de crecer aceleradamente todo tipo de síntomas negativos, a pesar de los asombrosos avances tecnológicos. Crecen aceleradamente todo tipo de síntomas enfermizos físicos, metales, emocionales y espirituales, crece la criminalidad, la corrupción, conflictos, competencia egoísta… Quien paga todo esto es el medio ambiente y nuestra salud, pues nuestro cuerpo también es naturaleza y funciona con los elementos… agua, aire, fuego… No solo nuestro cuerpo, también nuestra mente, emociones y espíritu. Nada de nada deja de estar sujeto a las Leyes Naturales u Orden del Universo. Nuestras acciones, sean hacer con el cuerpo, pensar, comer, respirar, movernos o dejar de hacer... Todo absolutamente tiene efectos y consecuencias.

Acercarnos a la naturaleza, a sus ritmos y tiempos, es de gran ayuda para acercarnos a nuestra propia naturaleza humana, para vernos a nosotros mismos. Luego, tras vernos, viene lo de comprendernos, con ayuda de la sabiduría del Orden del Universo que se expresa en la macrobiótica y también de otras formas, en otras escuelas.
Sin “vernos”, en silencio y con un espíritu compasivo de ayudar al mundo, empezando por uno mismo, sin ese “vernos”, no es posible comprender nada de nada, ni es posible ir más allá de nuestra programación y así poder ver que conviene y elegimos cambiar o potenciar de nuestra programación para ser unos hacedores  positivos, en vez de unos esclavos o mercenarios autómatas del sistema, llevados por su programación compulsiva, como hoja llevada por el viento, que igual aparca en sitio tranquilo o se ve en un torbellino sin elección.

Irnos a la naturaleza en solitario puede ser de ayuda momentáneamente, pero no es suficiente para proyectar y crear otra realidad pues al volver a lo de siempre todo vuelve a seguir la misma inercia, por mucho que nos hayamos comprendido y mejorado por un tiempo. Comprendiendo que nuestro propio ego se programa para adaptarse al entorno medioambiental y social y que este entorno nos enferma y esclaviza a todos en mayor o menor medida, desearemos cambiar el entorno, por otro que nos ayude a programarnos  para vivir con paz, salud y satisfacción y ser de ayuda para un mundo que tienda a ser cada vez más libre de violencia medioambiental, social, familiar e individual-autodestructiva.

El PROA se ha iniciado para eso, por eso no se plantea como un negocio turístico macrobiótico, como un parque temático más para ver qué hay de agradable para consumir, hacer la foto, y acumular en el disco duro de experiencias superficiales, como el que acumula películas o música en su PC.
El PROA se plantea como asociación o sociedad en el que cada cual viene a ocuparse de si mismo en compañía, a aprender y enseñar, a participar en una reprogramación colectiva que ha de tener continuidad en las próximas generaciones y participar ahora en un mundo global desde un sitio de concentración.

El PROA no puede existir ni funcionar sin socios, socios ocupados en la empresa de mejorarse a si mismos a base de participar y ayudar al colectivo o familia de asociados en un empeño común. Hacer un pequeño pueblo piloto de cómo soñamos la vida en este planeta. Ya hay varios proyectos en diversas partes del mundo con la misma intención con los que podemos colaborar a escala global.
Si lo hacemos en pequeñito, será el éxito de un grupo de humanos y se irá extendiendo a  todo el planeta.

¡Hagámoslo! La vida se pasa rápido y la creatividad positiva es lo que más llena.

miércoles, 12 de octubre de 2011

¡HAGÁMOSLO! Dejar de trabajar

En una reunión con Michio Kushi, en Tenerife en 1996 estábamos varios macrobióticos veteranos, médicos, profesores, terapeutas, educadores… Se expusieron bonitas ideas de unirnos en el esfuerzo de normalizar la macrobiótica (que se enseñara en la universidad y las escuelas, que fuera normal en la calle…). Michio K. escuchaba mientras comía parsimoniosamente y decía de vez en cuando ¡Hagámoslo!

Lo mismo digo ahora.
Llama y escribe mucha gente desde hace mucho tiempo buscando “trabajo” en el PROA. Trabajo viene de “traba”, de obstáculo. Para ser un mandado y un esclavo ya está  el llamado “sistema”. El PROA no admite trabajadores esclavos. O se es un socio o colaborador, consciente, participante y responsable de sus acciones y de la parte del PROA que asuma o se es un estudiante de Macrobiótica-el Orden del Universo, o las dos cosas.
Muchos, no todos, repiten el mantra…”¡Oooh, mucho trabajo!”, como si fuera algo desagradable, un obstáculo. Sin embargo yo veo.. ¡¡Uuum, muchos años de estar entretenido!!... O, mis amigas/os artistas, que ven obras de arte en un montón de objetos antiguos de todo tipo, con sólo añadir un poco de limpieza y algún retoque. Esto incluye no solo objetos, también  las casas, habitaciones, espacios, perspectivas…

A veces suelto el concepto de “terapia constructiva”, concepto que pueden entender muy bien los artistas y rehabilitadores que tienen despierto el ojo de la belleza.
Cuando yo vine a esta zona, a ayudar en otro proyecto de pueblo ecológico, decía lo mismo… “Mucho trabajo”, pero a los 10-15 días ya no importaba el “mucho” y simplemente era “trabajo”. Unas semanas más y dejó de ser trabajo para ser actividad, y unos meses más tarde, cuando empecé a estar en buena forma y olvidar el estrés social,  pasó a ser actividad placentera y creativa. Es ese momento o nivel de cambio a positivo de mi proceso personal, se empezó a sumar gente y todo empezó a fluir de modo fácil y natural. Las dificultades eran eso, meras dificultades que se irían resolviendo cuando tocara. Se veían, se ponían en la lista para irlas perfilando tranquilamente, y a seguir con lo que tocaba ahora.
Algo parecido cuentan los que han hecho el Camino de Santiago. Empieza siendo duro por nuestras durezas y cada vez se va haciendo más mágico y sin nada de durezas, aunque los kilómetros sean los mismos cada día. El que hace el camino en taxi no experimenta lo mismo que andando 30-40 días.

El que no ha hecho o no recuerda esta experiencia se agobia fácilmente y yo sólo llevo 3 meses y medio en Aguinaliu y todavía estoy ocupado en recuperarme del cansancio de los más de 10 años de vida social “trabajando”. Un peñazo enfermante

En el otro proyecto, el de la época de Pano (ver FB: https://www.facebook.com/media/set/?set=a.1295542108256.2039657.1221422408&type=1 ) se hicieron socios unas 150-200 personas en 2 años, cada vez más rápido, a medida que yo, y otros amigos que se apuntaros a residir, dejamos el estrés, los agobios, las prisas y… el trabajo.

Dejar el trabajo no es estar inactivo, es estar muy activo, entretenido y divertido con lo que se hace. Si parí un proyecto de pueblo en vez de un mero centro macrobiótico o de otro nombre es porque un pueblo ofrece una mucho mayor posibilidad de actividades para estar entretenido. Si además lo unimos a una idea de globalidad, de estar conectados y colaborar con otros proyectos, con las universidades, etc., el índice de posibilidades de “hacer” para estar entretenido en un proyecto de mundo mejor, es casi infinito.

Si ha leído esto, el futuro interesado en participar en el PROA, seguramente seguirá viendo “Oooh. Mucho trabajo”, al llegar y quizá ahora verá en mi mirada un… ¡Paciencia!
Estoy seguro que dentro de algunas semanas o meses verá en mi mirada un ¡¡Siii. Fantástico!! Y no sabrá si me estoy burlando o lo digo en serio porque estoy muy contento… Osawa le decía a quien se le presentaba con cáncer ¡¡Aaah. Magnífico. Ahora tiene una gran oportunidad de cambiar su vida profundamente!!

Genere y cultive el deseo de cambiar su vida y la vida en el mundo y entenderá perfectamente el PROA y se sentirá cómodo, al menos espiritualmente cómodo primero y físicamente más adelante. Yo estoy dispuesto a acomodarme  y dejarme cambiar por los que vienen para “hacer pueblo macrobiótico” en beneficio de este planeta y la evolución de la humanidad. Mis dos eco-vecinos también.

Aprovecho para sumarme a lo del 15-O para acabar con el sistema injusto, contaminante y caótico que domina el mundo. Estaré cantando  ese día, pero estoy en ello y me esfuerzo en ir creando salidas y alternativas nuevas, justas, ecológicas, pacíficas, saludables, etc., como se aspira con el PROA.

Ya he instalado la eco-calefacción para mi y para quien venga con el frío.

lunes, 10 de octubre de 2011

Qué hace falta para hacer una comunidad macrobiótica estable?

Proyecto Aguinaliu –PROA-
Que hace falta para hacer una comunidad macrobiótica estable?

1.- Librarse de ilusiones.
Ser macrobiótico no significa ser más listo, más importante, más guapo, más fuerte… que ser otra cosa, ser otra etiqueta. Esas cosas dependen de la perspectiva personal y es una mera ilusión, un engaño si nos creemos que nuestra perspectiva es una realidad estable y que no cambia ni depende de otras cosas, otros factores y condiciones.
Esta mente o estado de no-engaño o no-ilusión no es un descubrimiento macrobiótico. Ya hace muchos siglos que se descubrió y de ello hablan la sabiduría de las distintas tradiciones, como las diversas escuelas del budismo, del taoísmo o del hinduismo. No tanto las tradiciones teístas, que no se han interesado demasiado por liberarse de ilusiones y se han dedicado mucho más a hacer guerras por tener razón o que ganara su dios.
En occidente… la cultura europea formada a base de una sucesión de siglos de continuas guerras, se llegó socialmente al mecanicismo (Descartes) y al existencialismo, con los testimonios de Nietzsche, J.P. Sarte, A. Camus… Un estado de desengaño total en el que murió del todo el aferramiento el sentido de “lo sagrado”.. Dios, patria, familia y otros inventos usados por el aferramiento y tozudez espiritual, por el miedo a “no ser nada”, a estar “colgado”, sin un sentido fijo y estable en esta vida.
El problema que hace sufrir... que es sufrimiento en si mismo, es ese miedo a “no ser”. La muerte o desaparición de todas las ilusiones, en si misma, no significa ser feliz, tener satisfacción, etc., Significa cierta paz… reconocer que somos unos esclavos del Orden del Universo, de la Ley Natural, de que “es lo que hay”. Si nos enteramos y nos enfada ser unos esclavos del Orden del Universo y buscamos trucos para “ser libres de esa esclavitud”, sólo estaremos aumentando el sufrimiento y el dolor en nuestras vidas y en este planeta jugando a ser dioses. Es el alto precio del egoísmo.
No se puede hacer una comunidad macrobiótica con individuos muy egoístas. Hay que aprender a amar y sentir placer en el hecho de ser unos “pringados” esclavos del Orden del Universo. Hay que aprender a ser humildes, asunto nada fácil, pues para llegar a ser humilde conscientemente hay que haber sido antes arrogante y egoísta, y ser también consciente de ello.
Alguna escuela Zen decía que los “egos” se van puliendo como se limpian las patatas de tierra (para los macrobióticos lo cambiaré por zanahorias). Se meten en un bidón, se remueven y restriegan unas con otras y eso las va limpiando a todas. Para hacer una comunidad macrobiótica hace falta unos cuantos macrobióticos bien arrogantes y egoístas, pero no destructivos, que tengan sus propios criterios y estén dispuestos a debatir y discutir hasta que aparezca la forma suave que permita que todos se froten suavemente, sin asperezas, fluyendo placenteramente (Frotarse suavemente e integralmente.. mental, espiritual y físico). Un grupo de macrobióticos es un grupo de personas con una mentalidad universal, más allá del origen cultural, el idioma, la edad, el sexo, la raza… de cada individuo. Hacer que se froten tantas diferencias y que llegue a fluir suavemente es un asunto de años, de paciencia, de constancia, de esfuerzo… Para resistirlo hace falta:

2.- Intuir el sentido último, el mito que da sentido y pone orden en una comunidad macrobiótica.
El paraíso, el amor, la salud, la justicia, el equilibrio, la libertad, la iluminación, la paz… todos estos mitos se han de reunir en uno que contenga a los demás, que vaya más allá de ellos. Tampoco eso sería un invento o descubrimiento de los macrobióticos. Por ejemplo, el Sutra del Corazón de los budistas Mahayana ya lo expresó hace siglos  de modo insuperable. “Om gate gate, paragate…” … “Id más allá, más allá del más allá….” .
Los aspirantes a una comunidad macrobiótica han de ver “de dónde venimos” para ver adonde vamos. La macrobiótica, como escuela o filosofía moderna, no tiene más de 75 años... Nada, comparado con siglos de otras escuelas, filosofías, tradiciones, religiones… que nos han traspasado los mitos o diversas interpretaciones del sentido de la vida. Quizá la diferencia es que estamos en un mundo global y la macrobiótica ha de buscar ser una forma global, que valga igual en China, en África, Europa, en Siberia o en cualquier sitio del planeta. Sin cuerpo no hay ego, o persona o pertenencia a un grupo o comunidad. Sin forma no hay mito que valga. Sin lados no hay centro. Sin Yin no hay Yang.
Una comunidad macrobiótica necesita que uno o algunos miembros tengan, cuiden y mantengan el sentido del mito para que se mantengan la forma en constante evolución y cambio.

3.- La forma
La forma de una comunidad macrobiótica depende del mito, el lugar, el clima, los integrantes del grupo. Será distinta en todos los casos. En una ciudad, en el campo de Europa, en un pueblo de África, en los Andes americanos. Lo único que tendríamos en común con otras comunidades macrobióticas es el sentido o espíritu global y la filosofía básica de la Macrobiótica 1.0. (La de Osawa y la ampliación con la generación de sus discípulos) A partir de ello habría que construir a base años y quizá de generaciones, la Macrobiótica 3.0., compartiendo experiencia y habilidades entre varias comunidades, pero primero hay que hacer unas cuantas aquí y allá, y que estén en contacto, además de con los macrobióticos "sueltos" que circular por el mundo.
Para tener la habilidad de crear “la forma” se han de conocer otras formas de referencia, como las tradiciones y filosofías de nuestros antepasados, incluidas las fuentes de la Macrobiótica 1.0, y también lo moderno. Como no hay nadie que lo conozca todo nos necesitamos unos a otros.

Lo dejo aquí pues el tema da para hacer un libro extenso.