viernes, 22 de abril de 2011

INTESTINOS, MENTE, COMIDA Y NIRVANA

En los últimos días han ido publicándose diversos artículos que me sirven de referencia para aproximar al lector hacia la idea o visión que deseo expresar. Al tratarse de asuntos muy subjetivos, no es fácil que lo que se dice y lo que los otros entienden sea lo mismo, aunque se pueda aproximar.
Un artículo sobre la flora intestinal publicado en diversos periódicos, como El País, que se tiene por un diario culto, se vanagloria y hace publicidad de otro “gran descubrimiento de la ciencia” que teóricamente permitirá hacer trasplantes de flora intestinal para tratar lo que llaman enfermedades ”Colitis ulcerosa, Enfermedad de Crohn, obesidad, gastritis...”  
La deducción de la gente no macrobiótica o que no conoce la medicina oriental, por muy culta, erudita y educada que sea, puede quedarse en la esperanza en la ciencia y sus avances en la lucha para subyugar y matar una serie de enemigos naturales más.

Ahora va un macrobiótico y afirma.”la flora intestinal se fastidia de comer mal y se recupera comiendo bien, sin trasplantes que valgan” ... hasta aquí, cualquiera lo puede entender y no es fácil de negar, aunque tercamente se tienda a echar las culpas a virus, bacterias o cualquier otro enemigo al que poder matar sin cambiar nada de nuestros hábitos y modos de pensar.
Pero la macrobiótica también afirma algo que se da por cierto desde hace siglos en la sabiduría de la medicina tradicional. “Los intestinos y su flora intestinal están directamente relacionados con el funcionamiento del cerebro y su actividad”.
El erudito periodista del Pais, amante de los avances científicos y de su sueldo por publicar cosas que mantienen el negocio de la enfermedad dirá: ¡¡Bah, supercherías!! ¡¡No tienen nada que ver los huevos con escribir de modo elegante!!
Hay otros dos artículos recientes que apoyan mi afirmación macrobiótica. Véalos antes de seguir: http://articles.mercola.com/sites/articles/archive/2011/04/12/beware--bacteria-growing-in-your-gut-can-influence-your-behavior.aspx
Estos dos artículos son complementarios. Uno habla de experimentos científicos y otro de la experiencia directa en el caso de un niño con autismo que deja o va dejando de mostrar síntomas de autismo al cambiar la alimentación por otra macrobiótica.
Por mucha psicología, terapias externas, medicamentos, etc. que se use, no se soluciona nada si no se deja de comer la basura química y tóxica moderna y se come la alimentación adecuada para la naturaleza de un ser humano, en camino a evolucionar y madurar hasta llegar a ser un buda, lo máximo o mejor que puede llegar a ser un humano.
En este punto me centro en el final del título, el Nirvana.
Las tradiciones lo identifican con la Paz, un estado personal o colectivo en el que se acaba la ser de llegar a ser, de tener, de hacer... Se acaba el deseo y el apego. Se acaba por estar satisfecho y no se necesita nada más. No hay que luchar por la paz, ni por la salud, ni por nada de nada. Se acabó para siempre luchar.
Antiguamente no se habían inventado los miles de tóxicos de que disfrutamos ahora. Todas las tradiciones tenían sus reglas alimentarias especiales, como ayuno, no comer carne un tiempo, no comer pan con levadura, no comer ajos o cebollas, no esto o no aquello. Se supone que esas reglas, entre otras muchas de tipo mental o entrenamientos físicos, eran para acercar al devoto, a dios, al nirvana, a una mayor concentración, una mente más tranquila, etc.
El resultado de todas esas reglas era llegar a ser un Santo. Un ser, hombre o mujer, en estado de beatitud o unión con un concepto de dios o nirvana, según el tipo de tradición.
José Luis Sanpedro decía bien en su colección de frases sentenciosas “sabemos lo que no queremos, pero no sabemos lo que queremos ni adonde vamos”... En cualquier caso, todo apunta (desarrollo acelerado de enfermedad física y mental, crimen y corrupción a todos los niveles, divorcio y desencuentro familiar, contaminación y amenaza radiactiva...)... Todo apunta a que no vamos a un futuro muy paradisiaco, por mucho trasplante de flora intestinal que nos hagan.
¿Que buscar y adonde ir? Qué es lo que puede poner en orden y darle sentido a nuestra existencia individual y social? ¿Dónde se compra o se consigue? ¿Como se hace?
Jesús decía “Buscad el paraíso y lo demás viene por añadidura”
El budismo dice “Sólo vale la pena llegar al Nirvana, lo demás es ilusión y sufrimiento”
El Tao busca la virtud, alcanzar el Tao, la armonía con el Universo.
Llámese como se llame tradicionalmente, en la sociedad global de nuestros días, conectada por Internet, es necesario ir más allá del mito de nuestros abuelos y dedicar la energía, el ki, el espíritu, el prana, el alma..., a solucionar la creciente idiotez sin futuro y las consecuencias destructivas globales.
Eso se hace empezando por uno mismo. Por reparar nuestra flora intestinal y autismo a base de comer bien, dejando todo lo que nos hace tender a autistas y enfermos. Eso lo enseña a hacer y dejar de hacer la macrobiótica, con la comprensión y aplicación en todo de Yin-Yang, la Teoría de los 5 Elementos de Transformación. Con “aplicar en todo” me refiero principalmente a la alimentación, pero también a la respiración, los tipos de ejercicio, el modo de pensar e imaginar, la actividad social, el modo de hablar, el sexo, la higiene, el estilo de vida... Se empieza por la comida. Ello mejora la mente, además del cuerpo y permite ir comprendiendo y controlando gradualmente cosas más sutiles y difíciles de ver y comprender con una mente atontada y trastornada sobre una fisiología en mal estado por comer mal.
No hay nada metafísico o místico, ni hay que creer nada como una doctrina, ni se busca ninguna beatitud o santidad ignorante. Se busca la sabiduría que comprende la relación dependiente de todo en el universo, como se relaciona todo, como la estamos pifiando y como acertar en dejar de crearnos más sufrimiento. La búsqueda no está muy lejos de nosotros. Está en nosotros mismos y nuestro entorno inmediato, en nuestras pequeñas cosas cotidianas, comer, beber, pensar, respirar, hablar, relacionarnos... El discurso de todos los post de este blog macrobiótico.

viernes, 8 de abril de 2011

REDIMIRNOS DEL MAL USO Y REDIMIR

Un artículo sobre un testimonio de tratamiento macrobiótico del autismo, http://macrobioticautismtreatment.com , me da estímulo para una nueva parrafada de motivación, pues no hay interés, ni se aprende, ni se practica algo, sin una fuerte motivación, como tuvo y sigue teniendo la madre del artículo.

Redimirnos ocurre por una motivación fuerte, que a su vez viene de la clara toma de conciencia de algo. En Wikipedia lo define así:

La redencion es el resultado de redimir. Un redentor es una persona que redime. Se entiende por redimir (del latín redímere, del prefijo re-, de nuevo, y émere, comprar):
  • Liberar a alguien del dolor o de una mala situación.
  • Volver a adquirir algo que se había perdido.
  • Conseguir mediante pago la libertad del esclavo o el cautivo.
  • Comprar de nuevo una cosa que se había vendido o empeñado.
  • Hacer actos malos o perjudiciales para tí u otra persona, aceptarlo de frente y cambiar realmente, ayudando a subsanar el daño, hasta que esa persona y tu os sintáis en paz.
Un niño o una niña, como la del testimonio, no se puede redimir por si solo. Depende de sus padres o de otros. Un adulto que no haya perdido el juicio del todo puede redimirse a si mismo, si se entera.
El modo para primero por enterarse y luego por elegir, haciendo uso de su innata libertad, elegir lo que escucha, lee, piensa, cree, come, bebe, compañías, etc. El USO de los que no es “yo” es lo que hace la diferencia.. El uso de la tecnología, de lo que se escribe y se habla, de lo que se hace con todo.. dinero, relaciones, pensamientos, sensaciones... Un modo de uso lleva o tiende a hacernos gente más desgraciada y otro modo de uso tiende a hacernos gente más en paz y feliz con nosotros mismos, pase lo que pase.

Muchos ya vemos que los medios de comunicación, el sistema educativo, el sanitario y casi todo lo de este sistema consumista, está inventado para “no enterarse” y al servicio de seguir educando hacia hacernos pasivos clientes-pacientes y espectadores. Pacientes irresponsables de nuestra salud, clientes esclavos de nuestras necesidades básicas y miles de inventadas, y espectadores televisivos a costa de anular nuestra creatividad natural.

El precio de esa pasividad y uso negativo, que esclaviza en vez de liberar, de lo que hemos ido inventando acumulativamente durante milenios (religiones, ciencias, artes, medicinas...) lo van a tener que pagar nuestros hijos y no lo podrán hacer con una mente tendente al autismo, consecuencia de la cadena de acciones ignorantes de cintos de generaciones entre las que somos un mero eslabón. Un eslabón puede romper una cadena y, aunque sea difícil, se puede empalmar a otra cadena positiva.

Nadie se ha liberado sin enterarse de que estaba atado a un estado de ignorancia. También hay cadenas desde hace siglos de transmisión de conciencia y libertad. Cadenas para redimir del mal uso o abuso de la tecnología, del dinero, de las religiones, las artes, las ciencias... Cada vez que hay una madre que encuentra solución a una situación sin salida de algún hijo se produce una redención personal y familiar y también una oportunidad de mayor redención social y medioambiental.
Lo que ha redimido a la madre y a su hijo no ha sido a ninguna creencia religiosa, ni una tecnología, ni la medicina alopática. Ha sido la amabilidad y el mayor conocimiento del Orden Natural de los amigos macrobióticos que se esfuerzan en difundir para que se enteren los demás y que ayudan en la medida que cada cual ha llegado a desarrollar con sus años de estudio y práctica.
Si tuviera la sensación de tenerme que redimir de algo, buscaría primero entre lo que estoy comiendo, leyendo y escuchando. Incluso dejando durante un tiempo de comer , de leer, de ver y de escuchar a nadie. En total soledad.
Los salvajes indígenas dicen que se mata de hambre a los malos espíritus.. y lo hacen. Nuestra naturaleza humana está hecha para curarse y redimirse por si sola. Si dejamos de meter lo que intoxica y esclaviza, sea sensorial, intelectual, sólido, líquido o gaseoso, vibracional o del nivel de existencia que sea, la redención o liberación ocurre por si misma. Más simple imposible. Dejar de hacer, no-hacer. El vacío o limpieza que ocurre se ha de ocupar luego con comida e ideas que sirven a vivir alegremente, en emocionante y entretenida transformación continua, hasta la última interesante transformación en el paso por este mundo aéreo.
Otro asunto es el de redimir o liberar a otros de algo. Redimir a un hijo del autismo, por ejemplo. No nos va a pedir que lo liberemos pues no diferencia el autismo de otro estado o condición. Igual pasa con familia, amigos y conocidos, con compañeros de trabajo o de profesión, con políticos, educadores, médicos, banqueros, industriales, ganaderos... Con todos los demás.
¿Cómo vamos a hacer si antes no nos hemos liberado nosotros mismos de algunas capas más de ignorancia y oscurecimiento que los demás?
En estos casos, la pasión es fundamental. La compasión. El amor. El apego fuerte a los demás y a nuestro planeta. El deseo de vivir y hacer vivir... Sin perder el juicio por exceso de pasión.
De todos modos, también la pasión con juicio está condicionada por comer bien.

martes, 5 de abril de 2011

Brisas y huracanes. Mantenerse en el centro.

Un artículo del diario El País, ( http://www.elpais.com/articulo/economia/ricos/pagan/impuestos/enfrentaran/revolucion/elpepueco/20110404elpepueco_14/Tes ) incide sobre el creciente desequilibrio social, lo que socialmente se suele llamar injusticia, en el que se ve que con el fenómeno de la crisis financiera, los muy ricos que mayormente han provocado la crisis, han salido mucho más ricos todavía y los pobres y clases medias, han salido más en la miseria o en la esclavitud profesional.  
Estamos viendo movidas sociales más o menos turbulentas en el mundo árabe, como otras veces las ha habido en Europa, Sudamérica, Asia... por la causa aparente de la avaricia e indiferencia o miedo de los ricos y poderosos.
En macrobiótica vamos más allá de las causas aparentes. A las causas de las causas aparentes. A las causas de la avaricia, el miedo o la indiferencia. El apego, el rechazo y la ignorancia más básica. Lo que genera y sostiene todos los malos efectos, individual, familiar, social y medioambiental o biológicos. Eso incluye sufrimientos y dolor en forma de enfermedades físicas y mentales, crimen, guerras y cualquier otro efecto destructivo.
La gente más yang, de fuertes convicciones, son como casas sólidas. La brisa o vientos flojos no les afecta mucho, lo resisten sin mucho problema. Quizá también soporten huracanes por su preparación. Los problemas destructivos de los huracanes no son solamente del viento, si no de lo que hace volar el viento y estrella contra la lujosa ventana de la sólida casa del Sr. Marqués. Los huracanes y los tornados pueden hacer volar vehículos, trozos de casas de los pobres, árboles... Todo chocando y destrozándose en la vorágine entre sí o con lo que está quieto y firme. En el único sitio adonde no hay choques es en el pequeño espacio del centro del huracán, un centro que no está firmemente asentado en nada, un centro que se mueve allá donde va el torbellino y siempre es el centro tranquilo. Sólo desaparece cuando desparece el torbellino. Mientras tanto, de aquí para allá, sin contener elementos voladores que se trituran furiosamente por el peligroso viento huracanado de la ira o por los objetos voladores del apego. Aunque todo esté oscuro en la vorágine, por el polvo y objetos agitados, en el centro siempre hay algo de luz, más o menos, según se esté en la parte alta o baja del centro de la espiral.
Vemos que en Japón son mucho más educados y aparentemente no aparece mucho la ira, ni el saqueo, avaricia, etc., ante una situación de catástrofe. Pero construir nucleares en zona de gran actividad sísmica y tsunamis parece algo estúpido o temerario y detrás de ello también hay avaricia o apego y rechazo. Quizá no se veía venir hace 30-40 años, cuando se planeaban y hacían alegremente las nucleares, se extendía la “revolución verde” de Monsanto y sus transgénicos, etc. Personalmente, yo tenía entonces 10-20 años y no lo veía venir, ni podía tener el criterio que tenemos ahora que experimentamos los efectos. Yo no, pero había personas de la edad de mi padre que lo avisaban y denunciaban. Los gobernantes y empresas dominantes de hace 40-50 años conocían los riesgos y los ocultaban o maquillaban con la misma motivación avara e ignorante de los tiburones del siglo XXI.  

Tenemos un gran problema desde un punto de vista antropocéntrico, pero no es ningún problema desde una perspectiva cosmocéntrica. La naturaleza tiene sus leyes, nos avisa con el dolor y el miedo a vivir contra las leyes naturales, le trae sin cuidado y deja que nos auto liquidemos luchando por lo que no tenemos y deseamos como si nos fuera la vida en ello, o protegiendo lo que tenemos, también como si nos fuera la vida en ello. Si lo analizamos en profundidad veremos que no hay nada “tan importante”, como para luchar dando la vida y que en ese “luchar” lo único que se hace es crear más destrucción en vez de conservar lo que se tiene o ganar lo que no se tiene. El resultado siempre es perder o dejar de ganar algo.
Si nos atrapa el huracán social o biológico, en forma de conflictos o de enfermedad, la propuesta es buscar acercarse con todo el empeño posible al centro de la espiral. No es fácil, pero se puede. Es el único sitio desde el cual se puede mantener cierta ecuanimidad y tranquilidad ante lo que esté pasando.
Ese centro es lo que se busca en macrobiótica. Es lo que los buenos terapeutas  macrobióticos y meditadores señalan y adonde desean que vayan los demás para que sean cada vez más libres y capaces de controlar su propia vida, su propia salud física y mental, su propia salud social y medioambiental. Los que han llegado y han aprendido a fluir en el centro con todo lo demás son luego capaces de ayudar a otros, sea dando una mano salvadora en pleno torbellino o reconstruyendo desde los escombros, una vez amaina la destrucción. El que desea llegar a ser un buen terapeuta que ayude a este mundo en creciente amenaza ha de abandonar el aferramiento a todo lo que esté fijo, a todo lo pueda ser arrastrado por el viento y ser convertido en proyectiles contra otros objetos, como pasa con el aferramiento a todo lo inventado y adquirido (religiones, cultura de modas, dinero, corporativismos sociales o familiares, fama, creencias fijas...) Son cosas útiles en un momento dado, pero pueden ser convertidas en armas mortales en tiempos de huracanes.