viernes, 11 de marzo de 2011

La tendencia al suicidio o el instinto de vivir sin aferramientos.

Ayer me hablaban en casa de un hombre, casado y con una niña, que rajaba a menudo de su deseo de suicidarse y acabar con todo... Estrellarse con el coche a toda velocidad con su familia dentro y otras ocurrencias oscuras.
Al poco rato avisan de que unos cacos han entrado a robar en la vivienda de al lado, de una amiga que está pasando unos días macrobióticos con nosotros.
Hoy, de cumpleaños, aparte de lo agradable de las varias felicitaciones en mi Faceboock,  me despierto con otro gran terremoto en Japón y las mismas noticias amenazantes de cada día.
Para completar el ambiente, no ha parado de llover en 8 días, el ambiente está cálido y muy húmedo, típico de un sitio tropical. Me dan fiesta de cocinar y me han chivado que me van a preparar bacalao... Nada de pasteles de cumpleaños azucarados y grasientos…  No todo se hace mal.
…A ver si pillo el hilo de lo que quería expresar  con el título.
Un dato del hombre de emociones  temporalmente oscuras es que es un gran consumidor  de coca-cola. Me ha recordado a un culto y muy ácido amigo mexicano, de un foro en el que charlábamos varias personas, hace más de un año.
Para un macrobiótico, el consumo masivo cotidiano de comida industrial, con especial relevancia del azúcar, refrescos, lácteos y carnes rojas + hormonas, antibióticos y otros cientos de añadidos químicos, son un acto de suicidio colectivo… Estúpidamente, sin enterarse, dejándose llevar en manada, más o menos lento… pero suicidio al fin y al cabo.
Para los que no conocen la macrobiótica ni el efecto emocional de la alimentación, la vida se reduce a estar en lucha siempre… Luchar para conseguir lo que se desea, luchar para destruir lo que parece una amenaza, o luchar para poder “colocarse” con lo que sea y así no enterarse de nada….
Luchar por la Paz… Vaya bobadas que se dicen!

Aunque sé hacerlo, no voy a caer en disquisiciones antropológicas, sociológicas, psicológicas, historicistas, nutricionales o de cualquier otra índole analítica. Ha salido el sol un momento y el bonito jardín tropical que veo desde la ventana invita a un lenguaje más analógico y poético. Lo pillará quien lo pille. A fin de cuentas, hoy es mi cumpleaños y puedo escribir para mí mismo, que yo me entiendo y sé que algunos más me entenderán fácilmente.

Un grano diez mil granos. El humilde grano, semilla y fruto, fruto y semilla a la vez, llega cada año a su esplendor, madura, cae a tierra y no muere, se hace planta de nuevo y produce cientos de granos antes de que el más cenizo de los aferrados al deseo de eternizar un ego pasajero por naturaleza,  pueda decir que ha muerto. El aferrado al ego, se suicida y mata a su prole …“porque es suya” y no soporta que la naturaleza le pueda.
Es bonito el apego y da cierto morbo y emoción a la vida, aunque sea efímero y pasajero. Disfrutar de comer, bailar, sexo, viajes, aventuras, negocios... Y de ocasionales fiebres, resfriados, placenteras depresiones tras la presión de las pasiones…. Pero el aferramiento al apego a cualquier cosa es una putada que se paga con el suicidio como mal menor. Lo peor es el sufrimiento y confusión que crea en los demás, sobre todo en los hijos y los jóvenes,  y en el medio ambiente.
Coman grano en vez de deforestar para criar vacas y caña de azúcar. Cada vez hará falta trabajar menos (Trabajar viene de “traba”.. una putada..=lucha por pseudovivir ) y podremos ir desnudos por la vida, sin preocupaciones de ningún tipo.
Vale por hoy.

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