lunes, 22 de noviembre de 2010

EL HOMBRE QUE APRENDIO A VOLAR

Había una vez en un nórdico país un prisionero resignado a que sus guardianes decidieran cuando debía estar contento o triste, cuando tenía que enfermarse o estar sano, cuando tenia que enfadarse o reírse, cuando tenia que comer, cagar y dormir.
La cárcel era enorme y estaba cerrada por todas partes con gruesos muros de hormigón...incluso el suelo era de una gruesa capa de hormigón armado a prueba de bombas. Los constructores de ese país nórdico trabajaban muy bien y estaban muy orgullosos de sus poderosas obras…
Un día le dieron de comer lo
de siempre... rata con champiñones del campo, con la circunstancia de que ese día, entre los champiñones, se colaron dos o tres setas alucinógenas.
Por la noche, después de cantar los himnos obligados, se fue a dormir y tuvo una digestión especial y diferente de los otros días…. Ni se enteró que hacía la digestión… pues siempre tenía pesadez con las pringosas cenas. Se durmió como un bendito y soñó que volaba por encima de la prisión y podía ir adonde quisiera, viendo las verdes y limpias montañas que no habían podido meter en la cárcel.
En el sueño, fue a buscar a los
otros presos para ir acompañado, pero estos dormían entre ronquidos, pedos y olores apestosas, con algún grito que otro de los que continuamente tenían pesadillas. Se dio cuenta que estaba soñando y se despertó. La cárcel le pareció mas insoportable que nunca después de ese sueño y deseaba salir de ella con todas sus fuerzas.
Buscó y buscó como escaparse pero no vio la manera, el único consuelo que le quedaba era sentarse y recordar su dulce sueño, hasta tal punto que el sueño se iba volviendo más una realidad en su mente y lo vivía realmente.
Entre ratos de concentrase en su placentera imaginación se sentía muy tranquilo y reflexionaba --" Cuando estaba libre, fuera de esta cárcel, tenía la mente ocupada siempre en problemas, ganar dinero, defenderme, peseguir cosas, huír de otras, pero no tenía los momentos de placer y tranquilidad que tengo ahora usando mi imaginación y concentración"-
Tenía tal concentración en el placer que le producía que hasta el estofado de rata con grasa de elefante marino le sentaba de maravilla. Los aromas nocturnos le parecían el perfume de las flores de su sueño. Los ronquidos y gritos le parecían el susurro del viento y el canto de los pájaros. Los bastonazos de sus guardianes le transportaban a una carrera de niños en el bosque… Tan concentrado llegó a estar que lo tomaron por loco y dejaron de molestarle. Como además les molestaba mucho su aspecto constantemete feliz, lo expulsaron de la cárcel con la etiqueta de "loco irrecuperable no violento". 
Así se vio libre nuestro prisionero, aunque a esas alturas ya le daba igual ese asunto. Estaba feliz más allá de lo que psara a su alrededor.
La gente le daba comida, o si no, comía cualquier cosa que encontraba en el campo. Todo le sentaba bien con el gran poder de concentración en sentirse bien que había desarrollado. 
Un día recordó la parte del sueño en el que estaban todos dormidos en la cárcel y se dio cuenta otra vez que estaba soñando y que estaba fuera de la cárcel. Hasta este momento no se enteraba que soñaba de tan acostumbrado que estaba. Se acordó de sus compañeros presos.
Se puso a escribir historias a sus antiguos compañeros para que soñaran, se ejercitaran en sintirse felices, se volvieran locos de placer y los echaran de la cárcel. Con el tiempo lo fueron consiguiendo varios y al final todos salieron. Hasta los guardianes empezaron a soñar, los despidieron con una paga
por invalidez y se fueron a las islas del sur a bailar en las playas y vivieron muy contentos en simples chamizos de hojas.

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